Liberales



La barbarie es, sobre todo, un modo de relacionarse con el pasado, consistente en fijar una cesura insalvable con los clásicos, desde la que se construye una ideología que fomenta el inmovilismo, la cristalización del dogma, la vacuidad del discurso y la esclerosis intelectual; todo ello bajo una mueca de fatua e histriónica transgresión ultravikinga que, en realidad, no deja margen alguno para la renovación del Espíritu. Por el contrario, la historia nos enseña que el avance sostenido de la Civilización pasa necesariamente por el regreso constante, reposado y riguroso a los clásicos. Tal es la vena intelectual desde la que el profesor José María Lassalle escribe Liberales, un ensayo académico que se ocupa de airear las raíces sobre las que han brotado las ideas que constituyen el tronco madre de la tradición liberal anglosajona, que, a este respecto, vale tanto como decir mundial. José María Lasalle es profesor de Filosofía del Derecho; pero, además, es diputado nacional, lo cual sorprende a un lector demasiado acostumbrado a que los políticos en ejercicio cometan libros que no suelen ir más allá del pseudo ensayo periodístico trufadito de rencores de varia lección. Nada más lejos de lo que encontramos al abrir las páginas de este tratado. Consciente de que la tradición liberal ha constituido, desde sus orígenes hasta hoy mismo, un conjunto de ideas infinitamente más vilipendiadas que estudiadas; consciente, también, de que en ocasiones han sido los propios liberales los responsables de la construcción de ciertos fantasmas (el beneficio como fin último, cuando no único; la instauración del imperio de los mercados, etc.) que lastran su imagen política; consciente, desde luego, de que la política española necesita más que nunca renovar sus principios, sus modos, sus salones, sus protagonistas y sus discursos bajo la advocación de una política del deber que defienda las libertades desde un gobierno contenido por la ley que siente las bases progreso, y consciente, sobre todo, de que nada de esto es posible fuera de las líneas trazadas por los clásicos del pensamiento liberal, el profesor Lassalle propone en este libro una vuelta a John Locke, Adam Smith y John Burke; con el ánimo erudito de conocer su pensamiento y el suelo histórico en que éste brotó; pero, también y muy principalmente, para llevar a cabo una propuesta firme de cara al presente y al futuro. El profesor Lassalle, en efecto, apuesta en su libro por una refundación del liberalismo del siglo XXI a partir de sus raíces más clásicas, aquellas que nos muestran que el momento liberal ha sido siempre un momento ético, una propuesta de gobierno virtuoso, sin más afán constitutivo que el combate de la tiranía y la defensa de las libertades individuales; y con la vista puesta siempre, no en el imperio del mercado, sino en la contención del poder y en el gobierno de la virtud, entendiendo por tal, aquel que sea consciente de la capacidad regenerativa y de la potencialidad de progreso individual y colectivo latentes en un gobierno que se abstenga de experimentos de ingeniería social y se limite a instaurar el gobierno de la ley; a favorecer la industriosidad, y a defender la tolerancia y la libertad de creencias, asociación y expresión.
Acostumbrados a un pensamiento único que transfunde los departamentos universitarios, la educación para la ciudadanía, el berrido de la liberación sindical y la totalidad de las series de producción nacional que emiten la televisiones patrias; y, lo que es peor, adormecidos por esa letanía mortecina que domina el discurso político y cultural español, la aparición del libro de José María Lassalle constituye un fenómeno raro, chispeante y vivificador, no ya por la indudable calidad del texto; sino, sobre todo, por la condición bifronte (erudita y práctica; teórica y política) de su autor, desde la que se nos permite entrever la posibilidad de que las ideas que aquí se defienden lleguen a inspirar la constitución y el quehacer de un próximo gobierno que permita que España pueda disfrutar de un momento liberal decisivo en su historia. Dicho de una vez: nos encontramos ante un libro de Historia de la Filosofía que está llamado a convertirse en un manual de principios generales de la realpolitik española, en un futuro no muy lejano, y elecciones mediante. De este libro, de esas ideas, de esas virtudes y de sus potencialidades para servir a nuestro tiempo vamos a hablar el jueves 10, a las ocho de la tarde, en el Museo de Bellas Artes, donde tendremos ocasión de disfrutar de la compañía del profesor Lasalle. Les aseguro que escuchar a este hombre forma parte de eso que llamamos los placeres del Espíritu.

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Comentarios

  1. Allí estaré, liberal como un reloj.

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  2. "el momento liberal ha sido siempre un momento ético, una propuesta de gobierno virtuoso, sin más afán constitutivo que el combate de la tiranía y la defensa de las libertades individuales; y con la vista puesta siempre, no en el imperio del mercado, sino en la contención del poder y en el gobierno de la virtud, entendiendo por tal, aquel que sea consciente de la capacidad regenerativa y de la potencialidad de progreso individual y colectivo latentes en un gobierno que se abstenga de experimentos de ingeniería social y se limite a instaurar el gobierno de la ley; a favorecer la industriosidad, y a defender la tolerancia y la libertad de creencias, asociación y expresión"

    ESO es lo que muchos se empeñan en no comprender, en su sencillez, que "habemos" unos cuantos que creemos firmemente en que el individuo virtuoso existe y desea un beneficio que aun individual se extienda al colectivo pero por encima de todo creemos en el valor del impulso individual.

    Otros se empeñan en sepultar la iniciativa en el colectivo, en alabar un hipotético bien común que, claro, precisa de sus particulares sacerdotes intérpretes que saben lo que es mejor para al pueblo.

    Un "demos" sin "antropos" está condenado a perderse en Minos. Me tenías ya convencido para pasar esta arde por Diego Marín a pillarme este libro, pero sabiendo que el autor estará en vivo y en directo no me lo pierdo.

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